domingo, 16 de noviembre de 2014

Concupiscencia

Adquirida de: http://www.galeriacon.com/CAS/Exposiciones/exposicion5.html

CONCUPISCENCIA
Juan Pedro Pablo

Armando una torre de naipes gasté mi día;
subió tan alto que mis manos temblaban ante su incorregible vanidad.
Nunca había creado algo que gozara de tan desmesurada gusa. 

Chisté una y otra vez sin saber cómo terminaría
cuando se derrumbó lo que con esfuerzo había construido:
no fue el viento el culpable de semejante crimen
ni el movimiento imprudente de las placas de la tierra
ni la irrupción de un mozalbete descuidado;
apareció con un puñal disfrazado en una sonrisa
y con un beso que tornó mi visión ruin y canalla
lo que mandó al suelo mi torreón de cartas…
Sentía miedo, y pereza, de volver a comenzar.

Pensé toda la tarde en tu cuerpo
e hice carne la teoría de la concupiscencia con tu carne.

No importó denunciar a Dios en breve
si el momento en el que nos recreamos abarcó el propio inicio
y  fin de la eternidad: germinó en nosotros los Campos Elíseos.

En el vasto vórtice de tu ombligo hallé
el origen de la flor negra: intenté
arrancarla pero de su raíz brotó
una nube de sopor que reposó en mi boca…

Gemiste y diste comienzo  a la unidad suprema,
verdad del espíritu sensible: la metempsicosis.

Fue el odio el motivo de nuestro encuentro,
el amor fue el producto que se ignoró.

Tiempo después quedó escombros
de un tupé que no debió ser,
de momentos gloriosos
que se escondían bajo alharacas
y que como una flor que brota
dejaron ver su ardid:
tus naipes cayeron

sobre el peor de los derribos, mi cuerpo.

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