sábado, 6 de abril de 2013

De Profundis


De Profundis

La belleza es una forma de genio.
De hecho, está por  encima del genio,
ya que no necesita demostrarse.
Oscar Wilde


¡Oh! Bendita sea la muerte y glorioso aquel que nace maldito entre los hombres.

Mi amor es necio y se comporta de tal manera que ni el mismo se puede controlar. Intenté al sol blandir en mis manos y dos gotas cayeron de mis ojos cuando entendí lo lejos que se encontraba éste de mis limites, ¡oh!, que desgracia la que viven mis sentidos pues ante tu magnánima e inefable belleza no logran interpretar la realidad per se.

Eres la estatuilla predilecta del orfebre Benvenuto  Cellini, tus bordados en oro resplandecen hasta tocar las estrellas y tu delicadeza compite con la serenidad de las rosas que reposan en el cieno de un lago joven y estrepitoso.

Debo quitarme la vida, pues he osado escuchar las liras y los acentos de los ángeles del Señor, y como cualquier mortal, no soy digno de recibir tan esplendido regalo.

Placer, se llama lo que a mi vida le da sentido y en él encuentro regocijo. Le amo tan frenéticamente como lo era el  antiguo amor de los griegos, mi amor por él es más desenfrenado que el  amor del rey David y Jonatán.

¡Oh! Complaciente y ardido amante, eres mi entelequia, mi telos. Se me es difícil despedirme cuando eres la fuente de mi bondad, el primer haz de luz que entra por la ventana de mi cuarto, el aire de la madrugada que respiro, ¡que fresco y limpio!, así eres tú.

Ten piedad de mi endeble alma que en busca de genialidad lo único que encontró fue frivolidad, dadme calor, abrázame en este tormentoso verano y hazme sentir libre, aleja de mi isla las olas que con fuerza atacan su vera y por medio de esta acción pretenden llevarse todo lo que la soledad le ha hecho llegar a sus orillas.

¡Oh! Divina Providencia, tu inclemencia me ha hecho débil, tu compasión me ha corrompido y tu belleza me ha hecho maldito. Quiero amarte con la pasión que Miguel Ángel le confirió a  Tommaso di Calvalieri en sus loables sonetos. Señor de mis pecados, dueño de mis sueños, protector de mi pureza, mi virginidad te ha sido conferida, aquel acto simbólico que lo que anhela es la beatitud de tus proezas.

¡Qué evento más solaz! Encontré consuelo en El rapto de Ganimedes, asciende, asciende, asciende conmigo mi señor y hazme tuyo entre lirios y laureles de oro. Sé el águila que raptó a este hermoso príncipe. Condecórame con halagos y poemas y hazme eterno entre los nombres que pronuncia el olvido.

¡Oh! mi señor Wilde, como dijiste en La decadencia de la mentira: “Ningún  gran artista ve nunca las cosas tal como son. Si lo hiciera dejaría de ser un gran artista” Que razón tienes, y ante esto mi querido Gigante Egoísta debo regocijarme, ya que tú misma belleza me ha dejado sin ojos, sin percepción…sin aliento.

Libre, ahora que con tu ayuda por fin he alcanzado la copa del árbol marchito. Pronto florecerá, pronto.



Escrito por: Juan Pedro Pablo

3 comentarios:

  1. respect for you my friend.
    Blessing.

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  2. Este artículo que has escrito me ha hecho sentir ignorante, porque no he podido comprender lo que intentas reflejar. Creo que tienes un gran talento literario y unos grandes conocimientos. Me has dejado muy impactada. Enhorabuena

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