domingo, 27 de mayo de 2012

Opio


"Tu perfume se desvaneció cuando el humo de tu pipa me anestesió"
Ama-Gi


Opio

Escrito por: Sebastián Rodríguez P.

Quiero saciar mi sed sin necesidad de recurrir al odio, es aquel opio que a mi miedo hunde en su propio ego, es el peso que levita entre el paso del por nunca siempre monótono…
Del voto al silencio, del acallado por el llamado incandescente de aquel astro estrellado; pruebo a diario de él, tal vez, por no escapar de la realidad sino por querer hacer parte de ella.
Si por mi nadie viste en aquel pantanal, ¿Por qué debo para por ustedes escribir?...
Es el opio mi vestir en mi devenir cuando de él exijo el elixir para dividir mi cuerpo en dos formas de percibir. Es como el sabio que dijo: “Caminar para tropezar”, es como aquel gran liricista que para escapar y escribir, quiso al mundo desafiar, mente entre opio y poesía, que gran artista, gran osadía.  
Pero yo, aun busco mi opio entre mis cimientos, son muchas las mentes que en mis presentes ofrecen volverme uno más entre tantos dementes.
Pipa en mano, lentes en mesa para comenzar a redactar las penas de mi torpe transitar; es mi alucinógeno, aquel que me hace meditar en el más duro caudal de fluidos hechos pensamientos e ideas.
Me ofrecieron vivir nada mas como única opción, jamás pude escoger la guía de mi existir, desde mis doce comprendí que debía escribir, conocí el opio de mis sentidos y también el de mi alma, conocí la libertad de por siempre estar encerrado.
En la jaula  llamada Planeta Tierra, me he instruido; me dieron manos para escribir, corazón para  no sentir y mente para poder vivir, mi cuestión ahora es…
¿Para que se me dio alma?
Tierra…hojas…tierra…polvo…tierra…vida…vida… ¿Muerte?
Ayúdame a comprender el ciclo del caído, de aquel que desde abajo observa y magnificado queda por su presencia ante tal infinidad de universo.
Confieso…que he sido muy déspota…me hice artista para derrochar de las palabras y para disfrutar de su tan exquisito opio.
Dios, mi adicción no eres TÚ, es la planta que se encuentra en mi tierra maldita, sin la lira del mudo oyente, jamás hubiese mirado hacia tu gloria, sin embargo, no creo en ella.
Color azul acuarela, es como la candela de mi sabor canela.
Critícame si lo que amo es escapar de tu realidad, la verdad prefiero armar la mía para nunca alejarme de ella.
Escapar, regresar, escapar, ahuyentar, regresar, caminar, ahuyentar, acercar, caminar…finalizar.
Fumar, por total, consumir de él, me quiero alejar de mis anhelados demonios, son, tal vez, algo vergonzosos mis testamentos, mis argumentos se lo han llevado los tormentos…de mis pensamientos.
El aliento de mi espada se ha convertido en un endeble suspiro, te presiento y transformo  el aire en fuego, mi esqueleto se vuelve inquebrantable.
Dolor y pavor…ante la sensación de mi aflicción, el mundo de las maravillas abre sus rejillas a mi presencia solo cuando tú me guías ante sus estatuillas.
¿Para qué palpitas?
Si al fin del ocaso gritas, exclamando ayuda a quien siempre ignoras.




domingo, 13 de mayo de 2012

Calmas mi desidia


No es suficiente observar si no se  puede indagar, esta es la razón por la cual me alejo de la inopia mental, cuando me encuentro solo, suelo caminar sin ningún tipo de rumbo, generalmente hacia los parques o  a los estrados de un lugar inocuo; esto con el objetivo de tan solo dejar a mi mente volar y divagar por entre la pluralidad de una agridulce ciudad. 
Te invito a que cuando te encuentres en un  estado de desfallecimiento busques a ese aquel que con flores decora las laderas grises de sus paisajes, pues, éste personaje comprende cómo hacer sonreír sin la necesidad de mal herir, comprende como sentir sin tener que hace resentir, conoce que quieres que te conozca...
Por favor, como dice Juan F. Prieto Sánchez: "odiadme por estar más vivo que nunca", "ódiame por sonreírle a la mañana", pues soy de esos que aprecian más un beso como recompensa de un querer y no de aquellos que quieren para ser recompensados con sexo.
He dejado atrás mi encono por la vida, sin embargo, no he podido alejar mi simpatía por el óbito, aun así espero a mi diosa, me han dicho que se encuentra escondida en la parte opuesta de la parte que siempre miramos de la luna, ¡ay! de mis desdicha...la luna no gira entorno a sí.
He vencido alguno de mis mayores miedos, como por ejemplo, aquel miedo hacia no tener miedo, no deseo que me lleve la marea, es tan enfermizo ver que hay tantos peces de pecera, eso me da ¡asco! 
Un árbol, una hoja verde a la cual los de ojos rasgados le llaman  "milenaria"  y un pequeño estante con agua azul oscuro fueron los testigos de mi vínculo con mis más profundos testamentos, razón por la cual algunos de mis secretos ya se hallan enterrados con mis antiguos pensamientos...dulce olor de una mujer envuelta en lienzos manchados por la sangre de la diosa Atenea.