miércoles, 11 de julio de 2012

Ermitaño con un zarrio


Ermitaño con un zarrio

Hola, siento como el aire se aleja de mis fosas nasales mientras poco a poco llega a mí la sensación de ahogamiento, hay un olor particular que sale de ese viejo madero. Ayer mientras caminaba me encontré un zarrio y decidí portarlo, nada mejor que verse distinto al formato general de la sociedad, un vago con sus barbas y su mal olor caminando entre los más pudientes señores de  los palacios de cristal, os odio con tanta inmensidad que si al primer contacto de vosotros con la pobreza lo primero que haré es tenderos la mano para ayudaros.
Soy un ermitaño y de ello vivo orgulloso, mi repulsión hacia el hombre se define en una palabra: misantropía, os detesto cuando en los parques veo a la señora natura muriendo por vuestra contaminación, me siento repulsivo cuando cuestiones humanas y no divinas, atormentan mi mente.  
Mil preguntas y tan solo una respuesta, es lo que encuentro generalmente en estos personajes que me rodean, dicha respuesta: no sé.
Un colibrí, que animal tan perfecto, su devenir terminara en un hermoso arquetipo de la precisión milimétrica de la naturaleza para crear vida, este no es el caso del humano el cual a afrenta  que genera su tecnología para sí mismo no logra crear, tan solo, logra recrear, esto refiriéndose a la vida.
¿Os frustra la monotonía?, no se preocupen, ustedes mismos se someten a ella, creen en una vida atareada y piensan en ella como la vida que es efectiva, pues se equivocan, ¿tienes sueños?, no te atormentes, esta sociedad te terminara por condicionar al esquema típico de la familia capitalista, tendrás esposa o esposo, hijos, una casa, tal vez, un carro o una moto, trabajaras para alguien, te felicito, no!, no! Lo hago si llegas a ser tu propio jefe pues no solo serás el que esclaviza sino que también terminaras siendo el esclavo pero del dinero, he aquí cuando comienza tu sometimiento pues comenzaras a vivir no solo para mantener a tu familia sino también para mantener a tus bienes, bienvenido a la monotonía, bienvenido al fin de tus sueños por el comienzo del sueño de un extraño: la sociedad.
Sé que amanecerá y el vulgo –no me refiero solamente a la gente de nivel sociocultural bajo sino también a aquellos que son de un estrato alto, empero, sus pensamientos son de alguien falto y sin duda alguna muerto en cultura- terminara por consumirme entre sus exigencias pues a fin de cuentas un ser social no puede vivir entre la individualidad, ante esta certeza sé que mi conciencia muere, arrastrada por sus pasiones y aún más por los deseos y vicios, vicios que de base buscan la saciedad de algo que sencillamente no conoce la palabra de esto, aquello es la lujuria. 

Ama-Gi