domingo, 13 de mayo de 2012

Calmas mi desidia


No es suficiente observar si no se  puede indagar, esta es la razón por la cual me alejo de la inopia mental, cuando me encuentro solo, suelo caminar sin ningún tipo de rumbo, generalmente hacia los parques o  a los estrados de un lugar inocuo; esto con el objetivo de tan solo dejar a mi mente volar y divagar por entre la pluralidad de una agridulce ciudad. 
Te invito a que cuando te encuentres en un  estado de desfallecimiento busques a ese aquel que con flores decora las laderas grises de sus paisajes, pues, éste personaje comprende cómo hacer sonreír sin la necesidad de mal herir, comprende como sentir sin tener que hace resentir, conoce que quieres que te conozca...
Por favor, como dice Juan F. Prieto Sánchez: "odiadme por estar más vivo que nunca", "ódiame por sonreírle a la mañana", pues soy de esos que aprecian más un beso como recompensa de un querer y no de aquellos que quieren para ser recompensados con sexo.
He dejado atrás mi encono por la vida, sin embargo, no he podido alejar mi simpatía por el óbito, aun así espero a mi diosa, me han dicho que se encuentra escondida en la parte opuesta de la parte que siempre miramos de la luna, ¡ay! de mis desdicha...la luna no gira entorno a sí.
He vencido alguno de mis mayores miedos, como por ejemplo, aquel miedo hacia no tener miedo, no deseo que me lleve la marea, es tan enfermizo ver que hay tantos peces de pecera, eso me da ¡asco! 
Un árbol, una hoja verde a la cual los de ojos rasgados le llaman  "milenaria"  y un pequeño estante con agua azul oscuro fueron los testigos de mi vínculo con mis más profundos testamentos, razón por la cual algunos de mis secretos ya se hallan enterrados con mis antiguos pensamientos...dulce olor de una mujer envuelta en lienzos manchados por la sangre de la diosa Atenea.


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