No es suficiente observar si no se
puede indagar, esta es la razón por la cual me alejo de la inopia mental,
cuando me encuentro solo, suelo caminar sin ningún tipo de rumbo,
generalmente hacia los parques o a los estrados de un lugar inocuo; esto
con el objetivo de tan solo dejar a mi mente volar y divagar por entre la
pluralidad de una agridulce ciudad.
Te invito a que cuando te encuentres en un estado de
desfallecimiento busques a ese aquel que con flores decora
las laderas grises de sus paisajes, pues, éste personaje
comprende cómo hacer sonreír sin la necesidad de mal herir, comprende
como sentir sin tener que hace resentir, conoce que quieres que te conozca...
Por favor, como dice Juan F. Prieto Sánchez: "odiadme por
estar más vivo que nunca", "ódiame por sonreírle a la
mañana", pues soy de esos que aprecian más un beso como recompensa de
un querer y no de aquellos que quieren para ser recompensados con sexo.
He dejado atrás mi encono por la vida, sin embargo, no
he podido alejar mi simpatía por el óbito, aun así espero a
mi diosa, me han dicho que se encuentra escondida en la parte opuesta de la
parte que siempre miramos de la luna, ¡ay! de mis desdicha...la luna no gira
entorno a sí.
He vencido alguno de mis mayores miedos, como por ejemplo, aquel
miedo hacia no tener miedo, no deseo que me lleve la marea, es tan enfermizo
ver que hay tantos peces de pecera, eso me da ¡asco!
Un árbol, una hoja verde a la cual los de ojos rasgados le
llaman "milenaria" y un pequeño estante con agua azul
oscuro fueron los testigos de mi vínculo con mis más profundos testamentos,
razón por la cual algunos de mis secretos ya se hallan enterrados con mis
antiguos pensamientos...dulce olor de una mujer envuelta en lienzos manchados
por la sangre de la diosa Atenea.
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